MOC Sistemas (Fundamentos, Propiedades, Principios Básicos)

Introducción

En la clase anterior, exploramos los conceptos fundamentales de Sistemas, Subsistemas y Suprasistemas, así como los Niveles de Organización y Complejidad de los Sistemas. También examinamos la Jerarquía de los Sistemas propuesta por Kenneth Boulding, que va desde sistemas simples hasta complejos. Estos conceptos nos permitieron entender cómo los sistemas se organizan y se relacionan entre sí. Ahora, nos adentraremos en aspectos más complejos de los sistemas, como sus límites o frontera el desafío de identificación de las fronteras; la complejidad y la variedad ; los estados, así como la distinción entre sistemas abiertos y cerrados. Estos temas son esenciales dentro de la Teoría General de Sistemas para comprender cómo los sistemas interactúan con su entorno y cómo evolucionan.


Desarrollo

Las Fronteras del Sistema

Las fronteras de un sistema son fundamentales para definir su identidad y función. Sin embargo, determinar dónde comienza y termina un sistema puede ser un desafío significativo. Estas fronteras pueden ser físicas o conceptuales y varían según el contexto en el que se analice el sistema. Por ejemplo, en un ecosistema, las fronteras pueden ser geográficas, mientras que en un sistema social, pueden ser más abstractas. Según Johansen Bertoglio (2013), la estabilidad de un sistema (estado uniforme) depende de cómo sus fronteras gestionen el intercambio de energía e información con el entorno.


Complejidad, Variedad y Estado

La complejidad, variedad y el estado de los sistemas son conceptos fundamentales en la Teoría General de Sistemas. Estos sistemas pueden variar desde ecosistemas naturales hasta organizaciones sociales y económicas, cada uno con su propia dinámica y estructura. La complejidad se refiere a la interconexión y el número de componentes dentro del sistema, mientras que la variedad se relaciona con la diversidad de elementos y comportamientos que pueden presentar. El estado del sistema, por otro lado, describe su condición actual en términos de estabilidad, cambio o evolución.

Estos tres conceptos son aspectos interconectados que influyen en cómo funcionan y evolucionan los sistemas. La complejidad puede generar resultados impredecibles, mientras que la variedad promueve la resiliencia y adaptabilidad. El estado del sistema refleja su condición actual y su capacidad para responder a cambios en el entorno. En sistemas complejos, como los económicos o ambientales, comprender estos aspectos es esencial para gestionar eficazmente el cambio y el crecimiento. Esto está en línea con las ideas de von Bertalanffy (1989) sobre la importancia de considerar la dinámica interna y externa de los sistemas para su gestión efectiva.

La diferenciación emerge como un mecanismo clave en sistemas complejos, permitiendo la especialización de subsistemas para gestionar la variedad. Por ejemplo, en sistemas biológicos, la diferenciación celular optimiza funciones específicas. Según von Bertalanffy (1989), esta diferenciación coexiste con regulaciones primarias (mantenimiento básico) y secundarias (adaptación a cambios externos).


Sistemas Abiertos y Cerrados

En la Teoría General de Sistemas, los sistemas se clasifican en dos categorías principales: sistemas abiertos y sistemas cerrados. Esta clasificación permite entender cómo interactúan los sistemas con su entorno y cómo se comportan en términos de intercambio de materia, energía e información.

La distinción entre sistemas abiertos y cerrados es fundamental para comprender la dinámica y el comportamiento de los sistemas en diferentes contextos. Los sistemas abiertos son especialmente relevantes en la gestión de sistemas complejos, como ecosistemas y organizaciones sociales, donde la interacción con el entorno es crucial para su supervivencia y evolución. Johansen Bertoglio (2013) destaca que esta distinción es fundamental para aplicar la Teoría General de Sistemas en diversas disciplinas.

Los sistemas abiertos exhiben equifinalidad, es decir, pueden alcanzar el mismo estado final (estado uniforme) a través de diferentes trayectorias. Por ejemplo, una empresa puede lograr rentabilidad mediante estrategias comerciales o tecnológicas distintas. Esta propiedad contrasta con los sistemas cerrados, donde el estado final depende estrictamente de las condiciones iniciales.


Conclusión

En esta clase, hemos profundizado en la comprensión de los sistemas explorando sus fronteras, complejidad, variedad y tipos. Los sistemas abiertos y cerrados nos permiten analizar cómo los sistemas interactúan con su entorno y cómo evolucionan.


Conclusión del Capítulo

Las dos clases han cubierto una amplia gama de conceptos fundamentales en la teoría de sistemas. Desde la jerarquía y organización de sistemas hasta la complejidad y los tipos de sistemas, hemos establecido una base sólida para entender cómo los sistemas funcionan y se relacionan entre sí. Estos conocimientos son esenciales para analizar y diseñar sistemas en diversas disciplinas, desde la biología hasta la ingeniería y las ciencias sociales.